Para los que no lo sepan, los guardeses, masoveros o caseros, como se les conoce en otras zonas, son aquellas personas que se encargan de custodiar y de cuidar una casa o finca cuando no están los propietarios, o cuando se necesita una mano extra para mantener todo en orden. Es una profesión con demanda en ciertas zonas rurales y ofrece interesantes oportunidades laborales.
Históricamente en España, y más concretamente en la zona de Cataluña y Aragón, los guardeses han sido conocidos por su fiabilidad a la hora de llevar a cabo sus tareas en la vivienda de sus jefes. Por ello, gozar de una buena reputación ha sido y es clave a la hora de contratar a un guardés.
Si nos fijamos, en el propio nombre de la profesión va implícita la palabra guardar. Este hecho constata el grado de confianza que se les otorgaba y otorga a estos empleados que, normalmente, llevan a cabo el trabajo con sus respectivos matrimonios.
De hecho, en la mayoría de casos, los guardeses han de residir de manera habitual en la casa o en una zona de la propiedad, por lo que los dueños suelen elegir matrimonios de guardeses. De esta manera, se tiene una mayor seguridad de que hay alguien viviendo de forma permanente en la propiedad y manteniendo todo bajo control y así será menos probable la aparición de intrusos en la casa.
Tanto en Cataluña como en Aragón, a los guardeses también se les conoce como masoveros por trabajar en las masías. Para ilustrarlo, la RAE define al masovero como aquel labrador que, viviendo en masía ajena, se encarga de cultivar las tierras ajenas por una retribución.
Funciones de los guardeses
Estemos residiendo o no en la vivienda en cuestión, las grandes casas del mundo rural requieren de una atención y de unos cuidados casi constantes para que la mismas no se echen a perder.
Además, en algunos casos a las tareas de la propia casa hay que sumarle otras como el cuidado de animales y de los terrenos que vayan con ella.
Los guardeses son empleados polivalentes capaces de solventar casi cualquier inconveniente que aparezca tanto en la finca como en la casa manteniéndola con vida. Es por ello que, en muchas ocasiones, estos trabajadores llevan a cabo su faena haciendo de su oficina su propia vivienda.
Dentro de todas las posibles tareas que tiene aparejada una casa rural, los guardeses tienen una serie de cometidos importantes en los cuales prestar mucha atención:
Labores de jardinería
Los guardeses han de llevar a cabo un mantenimiento permanente de los terrenos de los propietarios. Encargarse de podar, arrancar malas hierbas, de regar cuando se requiera y manejar los sistemas de goteo (si hubiera) es imprescindible para que la finca no se convierta en una selva.
Si además la casa cuenta con huerto propio, a estos trabajos se les añaden otros como la recogida de cosechas, sembrado, abonado, etc..que son necesarios que el huerto no se eche a perder rápidamente, perdiendo tiempo y recursos.
Muchas personas que se ofrecen como guardeses lo hacen prestando exclusivamente sus servicios como empleados de finca. Realizar un mantenimiento general de la misma suele ser un trabajo bastante demandado por los propietarios de estas.
Cuidado de animales
A pesar de que antiguamente era mucho más común, existen casos de propiedades en las cuales habitan animales tales como cerdos, gallinas, caballos, conejos o incluso vacas. Por supuesto, todos ellos requieren de un cuidado especifico y constante para mantenerlos en buen estado.
Tareas de limpieza del hogar
Si es bien es sabido que un piso de, por ejemplo, 60 metros cuadrados requiere de una mano de limpieza de manera muy periódica, una casa rural de varias planas lo necesita mucho más.
Si los guardeses son internos, esta suele ser una de las funciones más importantes de estos profesionales y una de las que más les mantiene ocupados.
Atención de niños y ancianos
Es habitual que, si los hubiera, los guardeses se encargan de algunas tareas como la recogida en el colegio o el acompañamiento de consultas médicas de ancianos. Tanto los niños como los más mayores de la casa suelen tener aparejados otros cuidados de los cuales se pueden encargar estos trabajadores.
Los matrimonios de guardeses
Como bien se apuntaba anteriormente, son muchos los casos de matrimonios que llevan a cabo este trabajo. Tanto para la parte que contrata como para la parte que va a encargarse del trabajo, el acuerdo puede resultar redondo.
En primer lugar, los propietarios de las viviendas consiguen lo que buscaban dejando en buenas manos una casa que, probablemente, exigiría mucho más trabajo del que se le puede dedicar.
Por otro lado, para muchos matrimonios conseguir un trabajo en pareja de guardés puede solucionar conjuntamente dos aspectos a tener muy en cuenta: Conseguir un lugar donde vivir y un trabajo que sea estable.
De hecho, son muchos los casos de matrimonios venidos de otros lugares los que buscan este tipo de empleo. Ya sean nacionales o extranjeros, los guardeses suelen ser gente que lleva viviendo en el campo mucho tiempo y se desenvuelve muy bien en esos ambientes.
La contratación guardeses
Contratar a uno o varios guardeses no suele ser una tarea sencilla. Tal y como se apuntó anteriormente, el proceso de selección ha de hacerse con calma para poder asegurarse de que vamos a confiar plenamente en esa persona.
Por supuesto, lo primero que hay que tener en cuenta es que tendremos que dar de alta en el régimen de la seguridad social a los guardeses que trabajen con nosotros.
Tanto si es un matrimonio como si no, estos empleados tendrán que ser trabajadores autónomos o de lo contrario, deberemos realizar un contrato laboral que se ajuste a sus características.
El salario de los guardeses depende de muchas variables y se suele acordar entre las dos partes por el número de horas y las características del trabajo. No obstante, a modo orientativo, el salario medio de un guardés suele rondar los 2000 euros mensuales.
Estos son algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de negociar el precio mensual de un guardés:
- La comunidad autónoma donde se sitúe la casa
- El número de trabajos diferentes que demandemos de los guardeses
- El hecho de que el trabajador sea interno o no
- El tamaño de la finca y/o de la casa
- El nivel protocolario que queramos que tenga el trabajador que contratemos
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