El panorama social en nuestro país ha cambiado al incorporarse a la nueva Ley de Promoción de la Autonomía de las Personas en Situación de Dependencia el concepto y la figura del asistente personal o acompañante domiciliario, pero lo que es evidente es que en los hogares en los que se encuentra una persona dependiente, un cuidador o acompañante domiciliario se convierte en una figura imprescindible en muchas ocasiones.
¿Qué es un acompañante o asistente personal?
El asistente personal en el ámbito socio-sanitario es un o una profesional que sirve de apoyo a las personas con diversidad funcional o discapacidad. Se trata de una figura muy importante en lo referente a la promoción de la autonomía y el concepto de vida independiente.
El asistente personal, también conocido como acompañante domiciliario, ayuda en sus tareas diarias a personas que no pueden realizarlas por sí mismas, facilitándoles de esta forma, poder disfrutar de una vida más plena, completa y cómoda; siempre y cuando su trabajo esté apoyado por un entorno y un servicio de transporte accesibles, ayudas técnicas y viviendas adaptadas, así como ayudas de acceso al mercado laboral para personas con diversidad funcional.
Funciones del acompañante o cuidador
Las funciones a llevar a cabo variarán mucho según las condiciones de la persona demandante del servicio. En cualquier caso, la función principal del asistente personal será hacer posible la voluntad del usuario.
En muchos casos, esto englobará apoyar en las tareas personales como el aseo, facilitarle la comida, llevar a cabo movilizaciones o realizar actividades de acompañamiento como hacer llamadas de teléfono, leerle un libro, acompañar al usuario a un médico, ayudar en la gestión del papeleo o simplemente salir a pasear.
Parte de las tareas también podrá ser ayudar en las labores del hogar: limpiar, cocinar, hacer la compra o cuidar de animales.
Estas funciones variarán según se trate de una persona de avanzada edad, una persona con discapacidad auditiva o con problemas de visión o una persona con discapacidad intelectual. En este último caso, el asistente personal también tendrá que encargarse de la toma de decisiones.
Un asistente podrá, por tanto, desempeñar cualquier función previamente pactada con la persona contratante, según las diferencias funcionales que presente el usuario.
¿Qué formación específica debe tener un asistente personal?
El desempeño de algunas funciones requerirá por parte del asistente una formación muy específica como, por ejemplo, conocer la lengua de signos en el caso de personas sordas o incluso ser capaces de interpretar diferentes Sistemas Alternativos de Comunicación.
En otras ocasiones, será necesario el conocimiento del funcionamiento de determinados aparatos o técnicas como el uso se grúas domiciliarias. Y en el caso de enfermedades como la esclerosis múltiple o el alzheimer el asistente personal deberá poseer un conocimiento muy profundo de la enfermedad para darle a su usuario el apoyo que demande.
Sea cual sea la situación de la persona a la que atiende, es fundamental que el asistente personal tenga un alto nivel de empatía, de comprensión y de respeto hacia la persona a la que le está ofreciendo sus servicios y su situación y que esté familiarizado con el concepto de vida independiente y autonomía; solo así entenderá que su trabajo se limita a hacer posibles las demandas de su cliente.
El concepto “vida independiente”
Las personas con diversidad funcional desean tener un control sobre su vida, poder vivirla a su manera. Por eso a través de esta asistencia lo que se pretende es fomentar la vida independiente, es decir, conseguir que las personas con diversidad funcional tengan el control sobre su vida. En ocasiones esto implica por parte del asistente tener que formar parte de todos los ámbitos de la vida del usuario.
Lo que buscan las personas con diversidad funcional o sus familiares al contratar a un asistente personal es poder vivir en su propio domicilio, relacionarse con su entorno, poder disfrutar de actividades lúdicas o acudir al trabajo. Y lo más importante, poder decidir por sí mismos.
¿Cómo contratar a un asistente personal?
Las funciones realizadas por el o la asistente personal están reguladas mediante un contrato que se establece con el usuario o usuaria o con su representante legal. También sus derechos se regulan y establecen con antelación a través de un convenio. O al menos así debería ser ya que en la actualidad existe un vacío legal al respecto. De esta forma, y debido a la falta de regulación jurídica y administrativa de este sector, se incluye la figura del asistente personal dentro del tipo de contrato que se utiliza para el servicio doméstico.
Debido a todo esto, resulta una ardua tarea la contratación de un asistente. Una solución para poder encontrar al profesional adecuado es acudir a instituciones que orientan sus esfuerzos hacia la inserción laboral o a empresas de servicios para personas con necesidades de apoyo especiales. En cualquier caso debes realizar diferentes entrevistas para encontrar un profesional que tenga la formación adecuada pero sobre todo que tenga empatía con la persona que va a atender. En los directorios de empleo encontraras muchos perfiles de cuidadores y cuidadoras que se ofrecen para realizar este trabajo.
Debemos mencionar que la asistencia personal es un derecho de las personas con diversidad funcional reconocido por la Organización de las Naciones Unidas. En nuestro país aún queda mucho camino por recorrer en lo referente a la asistencia personal, un concepto totalmente desconocido aún para muchas personas y que requiere de una regulación jurídica y del establecimiento de un marco laboral.